viernes, 8 de octubre de 2010

EL ÚLTIMO BOTIN



de Aris Rodriguez Mariota, el El Martes, 26 de mayo de 2009 a las 13:09

Apostando una vez más a la distracción colectiva en medio del proceso de transición al nuevo gobierno, nuestros “Padres de la Patria” logran aprobar una cínica fórmula que pretende recompensar sin fundamento moral dos meses de salario sin el mínimo esfuerzo laboral. Parece increíble que semejante acto de sirvenguenzura haya sido producto del inmediato y armónico consenso entre quienes por años no han logrado sanear la profunda deuda institucional en la legislación panameña.

Las reformas constitucionales implementadas para permitir la aceleración en el proceso transitorio fueron enfáticas en advertir el recorte del periodo legal para ejercer funciones legislativas y presupuestarias. De hecho por el grado de insensibilidad laboral e institucional que esta acción representa contra quienes por largos años han luchado por el pago de indemnizaciones bien se podría invocar al numeral 8 del articulo 163 del titulo V de la Constitución de la República concerniente a El Órgano Legislativo que expresa textualmente que : “ES PROHIBIDO A LA ASAMBLEA NACIONAL: Ordenar o autorizar otras partidas y programas no previstos en el Presupuesto General del Estado, salvo en caso de emergencia así declarados por el Órgano Ejecutivo”. Sin embargo, como ya ha sido la tónica en la usurpación Constitucional, no ha de sorprendernos alguna estrategia alienígena para justificar el millonario pago de salarios no trabajados.

Esta situación llama una vez al debate del rol del ciudadano quien mas allá de ejercer el derecho al voto solo es hasta ahora el espectador pasivo de la interacción de los poderes estatales, no siendo así consciente de que el mismo posee el mas decisivo de los poderes, el poder ciudadano, ilegitimizado como tal o bien consolado como poder electoral cada quinquenio y hasta subestimado en la adquisición y afirmación de las garantías sindicales y organizacionales. De esta forma es preciso reconocer nuestro deber de exigir sin descanso a los gobernantes la correcta utilización de los fondos públicos así como el respeto a la dignidad de nación. Dichos fondos no son producto de la divinidad sino del aporte continuo y elevado de nuestros impuestos al fisco.

Nuestros Diputados salientes han de tener la oportunidad de demostrar al menos un grado de respeto a las luchas que han mantenido miles y miles de trabajadores por las compensaciones económicas adeudadas desde hace años así como los que recibimos cada día los embates de la crisis económica nuestras ya maltrechas economías hogareñas del panameño común que no entiende ni siente de crecimiento económico. Esperando equivocarme mi denuncia y llamado a la sensatez caerá en oídos sordos de nuestros “PADRES DE LA PATRIA” , sin embargo confío en el interés y preocupación colectiva que tendremos todos los panameños y panameñas cuando entendamos que nosotros si tenemos el poder moral de exigir conductas acertadas a nuestros gobernantes, porque nuestra fuerza laboral si mueve a este país.

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